(...continuación de la sección "FUNCIÓN SOCIOPSICOLÓGICA DE LA RELIGIÓN"...)
Freud ve por lo tanto la posibilidad de la actitud religiosa en la situación
infantil; ve su necesidad relativa en la impotencia y desamparo del hombre
respecto de la naturaleza, y arriba a la conclusión de que, conforme, aumenta
el dominio del hombre sobre la naturaleza, la religión debe ser considerada
como una ilusión que se va tornando superflua.
Recapitulemos lo dicho hasta este momento: el hombre se empeña por
alcanzar el máximo de placer; la realidad social lo compele a renunciar a
muchos impulsos, y la sociedad procura resarcir al individuo de esos
renunciamientos por medio de otras satisfacciones inofensivas para la
sociedad, es decir, para las clases dominantes.
Estas satisfacciones son tales que en esencia pueden ser realizadas en
fantasías, especialmente en fantasías colectivas. Desempeñan una importante
función en la realidad social. En la medida en que la sociedad no permite
satisfacciones verdaderas, las satisfacciones fantaseadas sirven como
substituto y se convierten en un poderoso soporte de la estabilidad social.
Cuanto mayores sean los renunciamientos que los hombres padecen en realidad,
tanto mayor deberá ser la preocupación por la compensación. Las satisfacciones
obtenidas en la fantasía tienen la doble función característica de todo narcótico:
obran como analgésico y a la vez como freno al cambio activo
de la realidad. Las satisfacciones en común tienen una ventaja esencial sobre
los ensueños individuales: en virtud de su universalidad, las fantasías son
percibidas por la mente consciente como si fueran reales. Una ilusión de la
que participan todos se convierte en realidad. La más antigua de estas
satisfacciones fantaseadas colectivamente es la religión. El desarrollo
progresista de la sociedad hace que las fantasías se tornen más complicadas y
racionalizadas. La religión misma resulta más diferenciada, y junto a ella
aparecen la poesía, el arte y la filosofía como expresión de fantasías
colectivas.
Para resumir, la religión desempeña una función triple: para toda la
humanidad, consuelo por las privaciones que impone la vida; para la gran
mayoría de los hombres, estímulo para aceptar emocionalmente su situación
de clase; y para la minoría dominante, alivio para los sentimientos de culpa
de aquellos a quienes se oprime.
La investigación siguiente se propone probar en detalle lo que se ha dicho
por medio del examen de un pequeño segmento del desarrollo religioso.
Intentaremos mostrar el grado de influencia que la realidad social de una
situación específica ha tenido sobre un grupo específico de hombres, y cómo
ciertas tendencias emocionales encontraron expresión en ciertos dogmas, en
ciertas fantasías colectivas, y mostrar además cuál fue el cambio psíquico
producido por un cambio ocurrido en la situación social. Intentaremos ver
cómo este cambio psíquico halló expresión en nuevas fantasías religiosas que
dieron satisfacción a ciertos impulsos inconscientes. Se esclarecerá así que un
cambio en los conceptos religiosos está íntimamente ligado, por una parte,
con el experimentar varias posibles relaciones infantiles con el padre o la
madre, y por otra, con cambios ocurridos en la situación económica y social.
El curso de la investigación está determinado por los presupuestos
metodológicos mencionados anteriormente. La meta será comprender el dogma
sobre la base de un estudio de la gente sobre la base de un estudio del dogma. Por lo
tanto, intentaremos en primer término describir la situación total de la clase
social en la que tuvo origen la primitiva fe cristiana, y comprender el
significado psicológico de esta fe en términos de la situación psíquica total de
estos hombres y demostraremos luego cuán distinta fue la mentalidad de la
gente en un período posterior. Eventualmente intentaremos comprender el
significado inconsciente de la Cristología que cristalizó como producto final
de un desarrollo de tres centurias. Nos referiremos principalmente a la fe
cristiana primitiva y al dogma de Nicea.